Históricamente, los estudios sobre el efecto de la cafeína en la habilidad de conducir borracho (en el laboratorio, no en las carreteras) han arrojado resultados contradictorios.
Algunos encuentran que neutraliza la lentitud de las reacciones causada por el alcohol, pero otros comprueban lo contrario.
Un estudio publicado en 2009 (3) fue diseñado para examinar más de cerca los detalles de los efectos de combinar alcohol y cafeína.
A unos ratones se les dio alcohol y luego el equivalente humano de ocho tazas de café. Después de ingerir la cafeína, parecían estar más alerta, pero en todo caso a la hora de atravesar el laberinto que les presentaban lo hacían mucho peor que los ratones sobrios.
Así que la cafeína puede contrarrestar el cansancio inducido por el alcohol, lo que puede explicar por qué es tan popular en algunas culturas tomarse una taza de café al final de una comida.
Pero no puede borrar la sensación de embriaguez o mejorar los déficits cognitivos que tomar alcohol provoca.
La razón es que tenemos que metabolizar el alcohol que nos tomamos para reducir sus efectos. El cuerpo lo procesa de varias maneras.
Gran parte se descompone en el hígado con la ayuda de dos enzimas, alcohol y aldehído desidrogenasa. Después de varios pasos, el alcohol eventualmente se excreta como agua y dióxido de carbono. (4)
Al cuerpo le toma aproximadamente una hora metabolizar una unidad de alcohol, aunque hay quienes lo hacen más o menos rápido, dependiendo de su perfil genético, de cuánta comida han ingerido y cuán a menudo toman.
La cafeína no acelera el proceso, no obstante, sus efectos varían. Lea más aquí