El bebé todavía no sabe tragar la cantidad de saliva que empieza a generar y la expulsa en forma de baba. Este babeo puede perdurar durante dos años, incrementándose especialmente cuando se produce la erupción de los dientes de leche, entorno a los cinco oseis meses de vida. La saliva es ácida y al tragarla puede hacer que la orina y las cacassean también lo sean, provocándole más fácilmente irritaciones o escaldaduras. Asimismo la piel del cuello puede verse irritada o enrojecida por la constante humedad. Irritación que puede agravarse por el roce de la ropa y los restos de alimento que quedan en los pliegues del cuello, disponiéndole a la libre circulación de hongos y bacterias.
Para evitar estos efectos indeseables en su piel debemos cuidar que la zona de la barbilla, mejillas y cuello permanezcan secas, para lo que debemos colocarle un
baberito de tejido de algodón que se nos sirva para secarle y para mantener su ropita seca. Podemos cambiárselo las veces que haga falta y tener a mano siempre alguna gasa o toalla para secarle. Asimismo deberemos vigilar su culete, cambiarles más frecuentemente, emplear cremas apropiadas y ponerles, al menos por unos minutos, con el pompis al aire, ¡les encanta! No todos los bebés babean, depende de si se tragan o no la saliva.
baberito de tejido de algodón que se nos sirva para secarle y para mantener su ropita seca. Podemos cambiárselo las veces que haga falta y tener a mano siempre alguna gasa o toalla para secarle. Asimismo deberemos vigilar su culete, cambiarles más frecuentemente, emplear cremas apropiadas y ponerles, al menos por unos minutos, con el pompis al aire, ¡les encanta! No todos los bebés babean, depende de si se tragan o no la saliva.
El babeo de bebés y niños también puede incrementarse cuando están pasando por alguna infección de vías altas, algún virus que afecte a la boca o por alergias nasales. Sólo debe preocuparnos si el niño tiene otros síntomas a parte de la baba, si esta se presenta de manera repentina y abundante o si se prolonga en los años (más allá de la aparición de los primeros dientes), que puede ser un signo de algún retraso o problema neurológico.
Patro Gabaldón. Redactora de GuiaInfantil.com