El matemático griego Pitágoras decía que la música curaba el alma. Ahora, las investigaciones del cardiólogo Predrag Mitrovic demuestran que, consumida en dosis diarias como “medicamento”, la música también cura y refuerza nuestro corazón.
Según lo descubierto por este médico serbio, una buena selección del género musical, la tonalidad y el tempo de una composición tienen efectos positivos en los pacientes con enfermedades cardíacas, porque inicia la secreción de endorfinas, conocidas como hormonas del placer. “Cuando se segregan en cantidad suficiente, reducen las frecuencias cardíacas y causan la caída de la presión arterial, que es lo más importante cuando el corazón está dañado”, explica el doctor Mitrovic a Efe.La idea inicial de vincular música y problemas cardíacos nació hace más de doce años, cuando cobraban popularidad los conceptos de que la “vida dulce” se recomienda sólo en cantidades muy reducidas.
Con consumir un vaso de vino tinto, un poco de chocolate pero con alto porcentaje de cacao, unas cuantas almendras o avellanas al día y actividades físicas moderadas, bastaba.
Y ¿qué pasaba con el consumo de la música? ¿Había que limitarlo o controlarlo de alguna manera?, se preguntó entonces Mitrovic. Seguir leyendo